Las personas con VIH deben ser prioridad para la vacunación por COVID-19

Las personas con VIH deben ser prioridad para la vacunación por COVID-19

Las personas con VIH deben ser prioridad para la vacunación por COVID-19 1024 576 Constanza Armas

*Traducción libre de la editorial de The Lancet. Ver información del artículo al pie.

Casi dos años después del inicio de la pandemia, muchas personas están empezando a disfrutar de las libertades que les ofrece el decremento de las restricciones. Los gobiernos están interpretando que las catastróficas oleadas y variantes del COVID-19 que paralizaron a las sociedades, son cosa del pasado. Al mismo tiempo, aumentan las pruebas de la interacción entre el SARS-CoV-2 y el VIH y hay una mejor comprensión sobre la gestión clínica y las medidas necesarias para proteger a las personas con VIH. Sin embargo, hay nuevas pruebas que vinculan la inmunosupresión y la infección por el VIH no controlada con la generación de nuevas variantes del SARS-CoV-2.

Dos artículos de este número aportan importantes resultados clínicos de COVID-19 en personas con VIH. En este sentido, Yang y sus colegas describen los datos de la Colaboración Nacional de Cohortes COVID de EE.UU., que incluye a 1.436.622 personas adultas con COVID-19, de los cuales 13. 170 viven con VIH. En este estudio, las personas con VIH tenían mayores probabilidades de COVID-19 muerte y hospitalización que las personas sin VIH. Los grupos de mayor edad y los hombres de raza negra o afroamericanos y los adultos hispanos o latinos presentaban mayores riesgos. Los recuentos de CD4 inferiores a 200 células por ml se asociaron a resultados adversos COVID-19.

En esta línea, Nomah y sus colegas describen 749 casos de COVID-19 en una cohorte española de 13 .142 personas con VIH, en la que la edad avanzada, el origen no español y enfermedades neuropsiquiátricas, enfermedades autoinmunes, enfermedades respiratorias y metabólicas aumentaron el riesgo de resultados graves.  En un comentario vinculado a estos dos artículos, Boffito y Waters afirman que los estudios «se suman a las evidencias de peores resultados para las personas con VIH, en comparación a las que no viven con el virus, y apoyan de que las personas con VIH, en particular las inmunodeprimidas, deben ser prioridad en la vacunación para la reducción del riesgo de COVID-19”. Nosotros estamos de acuerdo con la conclusión de que hay una necesidad urgente de vacunación contra el SARS-CoV-2 para todas las personas con VIH a nivel mundial.

Además de los peores resultados del COVID-19 para las personas con VIH, cada vez es más preocupante que la evolución viral del SARS-CoV-2 en personas inmunodeprimidas pueda dificultar la respuesta mundial al coronavirus. En septiembre en el New England Journal of Medicine, Corey y sus colegas resumieron las crecientes pruebas que apuntan a que el inmunocompromiso está asociado a la infección persistente por infección por el SARS-CoV-2, y que las mutaciones que se generan podrían aumentar la transmisibilidad del virus o disminuir la efectividad de la protección de la vacuna. Además, en una versión preliminar de un estudio publicado en medRxiv en junio, Karim y sus colegas describen un caso de una mujer sudafricana con VIH no controlado que tuvo persistencia del virus SARS-CoV-2 durante 210 días, en los cuales el virus mutó 30 veces. Estas mutaciones estuvieron asociadas con disminución de la efectividad  de la vacuna y resultaron en variantes preocupantes.

Dada la interacción entre los dos virus pandémicos, es muy preocupante que la cobertura de la vacuna para el SARS-CoV-2 sea tan baja para el África subsahariana, la región con la mayor carga de VIH. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció objetivos de cobertura de vacunación del 10% para cada país para finales de septiembre de 2021, y de otro 40% a finales de ese año. Sin embargo, la cobertura vacunal en África está lamentablemente lejos de estos objetivos: 15 de 54 países han vacunado completamente al 10% de su población, varios han vacunado a menos del 1% de la población, y otros ni siquiera habían empezado a distribuir las vacunas a finales de septiembre.

De los 270 millones de vacunas necesarias para alcanzar el objetivo de la OMS en septiembre, sólo se han recibido 200 millones. Las campañas de vacunación en África no sólo se ven afectadas por el suministro, sino también por las crecientes dudas sobre las vacunas. Una encuesta realizada en junio y julio en Sudáfrica mostró que el 45% de los adultos de 18 a 24 años serían reacios a vacunarse. Otra exploración similar realizada a principios de 2021, reveló que el 37% de este de este grupo de edad se mostraba escéptico con respecto a la vacuna.

A medida que numerosos países inician programas de refuerzo (tercera dosis), las disparidades globales en la cobertura de la vacuna son cada vez más marcadas. Aunque hay argumentos de peso para las dosis adicionales en personas inmunodeprimidas o vulnerables, la base científica para el refuerzo en la población general es escasa. Mientras que los argumentos para garantizar una alta cobertura de las vacunas en todo el mundo son irrefutables.

Es urgente asegurar que las personas que viven con el VIH en todo el mundo tengan prioridad para la vacunación contra el SRAS-CoV-2. Por un lado, para salvar vidas y prevenir la enfermedad entre esta población clínicamente vulnerable y, por otro, para detener un potencial aumento de variantes que podrían poner en peligro la respuesta mundial al COVID-19. Además, la lección para la recuperación mundial del COVID-19 es clara: hay que dar prioridad al tratamiento del VIH para para salvar vidas ahora y ayudar a proteger a todos en caso de futuras pandemias.

Información del artículo

Publicado: noviembre de 2021

Identificación: DOI: https://doi.org/10.1016/S2352-3018(21)00278-2

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