OMS alerta sobre la necesidad de dedicar más recursos a la gestión segura y sostenible de los desechos de la atención de salud relacionados con el COVID-19

OMS alerta sobre la necesidad de dedicar más recursos a la gestión segura y sostenible de los desechos de la atención de salud relacionados con el COVID-19

OMS alerta sobre la necesidad de dedicar más recursos a la gestión segura y sostenible de los desechos de la atención de salud relacionados con el COVID-19 580 330 Constanza Armas

Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS).

El 1 de febrero de 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un comunicado de prensa,  llamó la atención sobre el hecho de que mientras las Naciones Unidas y los países lidiaban con la tarea inmediata de garantizar el suministro y la calidad de los equipos de protección personal (EPP), se prestó menos atención y se dedicaron menos recursos a la gestión segura y sostenible de los desechos de la atención de salud relacionados con la COVID-19.

El informe Análisis mundial de la OMS de los desechos de la atención de salud en el contexto de la COVID-19: situación, repercusiones y recomendaciones basa sus estimaciones en las aproximadamente 87 000 toneladas EPP que fueron adquiridos entre marzo de 2020 y noviembre de 2021 y enviados para atender las necesidades acuciantes de los países derivadas de la respuesta a la COVID-19 a través de una iniciativa conjunta de las Naciones Unidas para situaciones de emergencia. La mayor parte de estos equipos acabarán convertidos en desechos una vez utilizados.

Así mismo, el escrito señala que se han enviado más de 140 millones de kits de pruebas, que podrían generar 2600 toneladas de desechos no infecciosos (principalmente plástico) y 731 000 litros de desechos químicos (el equivalente de una tercera parte de una piscina olímpica), y que se han administrado más de 8000 millones de dosis de vacunas a nivel mundial, lo que ha generado 144 000 toneladas de desechos adicionales en forma de jeringas, agujas y contenedores de seguridad (estas estimaciones no tienen en cuenta ninguno de los productos básicos adquiridos para hacer frente a la COVID-19 al margen de esta iniciativa, ni los desechos generados por la población, por ejemplo, las mascarillas quirúrgicas desechables).

Hay que tener en cuenta que actualmente, el 30% de los establecimientos de atención de salud (el 60% en los países menos adelantados) no están equipados para manejar la gran cantidad de residuos existentes, y los desechos adicionales generados por la COVID-19. Ello puede exponer a los trabajadores de la salud a lesiones por objetos punzocortantes, a quemaduras y a microorganismos patógenos, además de afectar a las comunidades que viven cerca de vertederos y lugares de eliminación de desechos deficientemente gestionados a través del aire contaminado que emana de la quema de desechos, la deficiente calidad del agua o las plagas portadoras de enfermedades.

Frente al tema el Dr. Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS mencionó “es absolutamente esencial proporcionar a los trabajadores de la salud EPP adecuados (…) pero también es esencial garantizar que estos puedan utilizarse de forma segura, sin tener un impacto en el entorno cercano”. Ello implica contar con sistemas de gestión eficaces in situ, incluidas orientaciones para los trabajadores de la salud sobre qué hacer con los EPP y los productos de salud esenciales una vez los hayan utilizado.

En este sentido, la Dra. María Neira, directora de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud en la OMS afirmo que “un cambio significativo en todos los niveles, ya sea a nivel global o en las plantas de los hospitales, en nuestra forma de gestionar el flujo de desechos de la atención de salud, es un requisito básico de los sistemas de atención de salud con un enfoque climático inteligente, a lo que muchos países se comprometieron en la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, celebrada recientemente, y, evidentemente, también es necesaria una recuperación saludable de la COVID-19 y la preparación frente a las futuras emergencias de salud.»

En el informe se formulan una serie de recomendaciones para integrar unas prácticas de gestión de desechos más adecuadas, más seguras y sostenibles desde el punto de vista ambiental en la respuesta a la COVID-19 en curso y en los esfuerzos futuros de preparación frente a las pandemias, y se destacan relatos de países y organizaciones que lo han puesto en práctica con la voluntad de reconstruir para mejorar.

Algunas de estas recomendaciones son el uso de embalajes y envíos respetuosos con el medio ambiente, de EPP seguros y reutilizables (por ejemplo, guantes y mascarillas quirúrgicas) y de materiales reciclables o biodegradables; la inversión en tecnologías de tratamiento de desechos que no recurran a la quema, como los autoclaves; la logística inversa para apoyar el tratamiento centralizado e inversiones en el sector del reciclaje para asegurarse de que los materiales, como los plásticos, puedan tener una segunda vida.

Se hace necesario “un cambio sistémico en la forma en que la atención de salud gestiona sus desechos incluiría un control mayor y sistemático y mejores prácticas en materia de adquisiciones” dijo la Dra. Anne Woolridge, presidenta del Grupo de Trabajo sobre los Residuos de la Atención de Salud de la Asociación Internacional de Residuos Sólidos.

«Se reconoce cada vez más que las inversiones en materia de salud deben tener en cuenta las repercusiones ambientales y climáticas, y cada vez se es más consciente de los beneficios indirectos de las actuaciones. Así, por ejemplo, el uso seguro y racional de los EPP no solo reducirá el daño ambiental que causan los desechos, sino que también ahorrará dinero, reducirá la posible escasez de suministros y contribuirá todavía más a la prevención de las infecciones al modificar los comportamientos

El desafío que plantean los desechos relacionados con la COVID-19 y la apremiante urgencia de abordar la sostenibilidad ambiental ofrecen una oportunidad para fortalecer los sistemas con objeto de reducir y gestionar de forma segura y sostenible los desechos de la atención de salud. Ello puede lograrse mediante políticas y reglamentaciones nacionales enérgicas, la supervisión y los informes periódicos y una mayor rendición de cuentas, la prestación de apoyo para propiciar cambios de comportamiento y el perfeccionamiento del personal, y el aumento de los presupuestos y la financiación.

El análisis llega en un momento en que el sector de la salud está sometido a una presión cada vez mayor para reducir su huella de carbono y reducir al mínimo la cantidad de desechos que se envían a los vertederos, lo que se debe en parte a la mayor preocupación por la proliferación de los desechos de plástico y sus efectos en el agua, los sistemas alimentarios y la salud humana y de los ecosistemas.

Nota para los redactores:

Este informe estuvo dirigido por la Unidad de Agua, Saneamiento, Higiene y Salud de la OMS, en colaboración con los equipos de la Organización encargados de la prevención y el control de las infecciones, las emergencias, los dispositivos médicos y la vacunación. El informe se benefició de las aportaciones técnicas de los asociados de la OMS, la organización no gubernamental Salud sin Daño, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo Mundial y la Asociación Internacional de Residuos Sólidos, una asociación mundial, independiente y sin fines de lucro que trabaja en aras del interés público para promover y desarrollar la gestión sostenible de los desechos y los recursos en la transición hacia una economía circular.